octubre 13, 2018

Reflujo ácido en perros

Reflujo Gastroesofágico en Perros

El reflujo gastroesofágico es una condición caracterizada por el flujo inverso incontrolable de fluidos gástricos o intestinales hacia el tubo que conecta la garganta y el estómago (esófago). Esto puede deberse a una breve relajación de la abertura muscular en la base del esófago (denominada esfínter), así como a vómitos crónicos. El reflujo gastroesofágico es bastante común en los perros y puede ocurrir a cualquier edad, aunque los perros más jóvenes tienen mayor riesgo.

El ácido gástrico estomacal, la pepsina, las sales biliares y otros componentes de los jugos gastrointestinales causan daño a la mucosa protectora que recubre el esófago. Esto puede resultar en inflamación del esófago (esofagitis).

La condición o enfermedad descrita en este artículo médico puede afectar tanto a perros como a gatos. Si desea obtener más información sobre cómo esta enfermedad afecta a los gatos, visite esta página en la biblioteca de salud de PetMD.

Síntomas y tipos

El reflujo gastroesofágico puede causar esofagitis con cantidades variables de daño. La esofagitis leve se limita a una inflamación leve del revestimiento esofágico, mientras que la esofagitis ulcerosa más grave causa daño a las capas más profundas del esófago.

Los antecedentes de comportamiento del perro pueden revelar síntomas como escupir (regurgitación) de comida, evidencia de dolor (lloriqueos o aullidos, por ejemplo) al tragar, falta de apetito y pérdida de peso. Un examen físico a menudo no revelará ningún hallazgo concreto. La esofagitis severa puede incluir síntomas de fiebre y salivación extrema.

Causas

El reflujo gastroesofágico puede ocurrir cuando se administra un anestésico, haciendo que la abertura entre el estómago y el esófago (esfínter gastroesofágico) se relaje. La posición incorrecta del paciente durante la anestesia, así como la falta de ayuno del perro antes de la anestesia, puede resultar en reflujo gastroesofágico.

Una afección asociada es una hernia hiatal congénita (presente al nacer), de la que se sospecha que aumenta el riesgo de reflujo gastroesofágico.

Los perros jóvenes tienen un mayor riesgo de desarrollar esta afección porque sus esfínteres gastroesofágicos aún están en desarrollo. El vómito prolongado o crónico es otro factor de riesgo.

Diagnóstico

El mejor medio de diagnóstico es generalmente una esofagoscopia, un examen que utiliza una cámara interna para ver el revestimiento del esófago. Esta es la manera más efectiva de determinar si los cambios en la mucosa del esófago son consistentes con la esofagitis debido al reflujo gastroesofágico. El examen también puede revelar una superficie irregular en el revestimiento del moco o sangrado activo en el esófago.

Los diagnósticos alternativos incluyen la ingestión de un agente cáustico, un cuerpo extraño o tumor en el esófago, una hernia en la parte superior del estómago (hernia hiatal), enfermedad de la garganta o de la boca, o una afección en perros en los que los músculos del esófago no funcionan adecuadamente al empujar el alimento hacia el estómago (megaesófago).

Tratamiento

La mayor parte del tratamiento se realiza en el hogar, reteniendo los alimentos durante uno o dos días, y después siguiendo un régimen dietético de comidas bajas en grasa y proteínas que se administran en comidas pequeñas y frecuentes. La grasa y las proteínas de la dieta deben ser limitadas, ya que la grasa disminuye la fuerza del músculo entre el estómago y el esófago, mientras que la proteína estimula la secreción de ácido gástrico.

Los medicamentos son una opción adicional. Los fármacos conocidos como agentes pro cinéticos gastrointestinales mejoran el movimiento de los contenidos estomacales a través de los intestinos y también fortalecen el esfínter gastroesofágico. Independientemente de cualquier medicamento, se recomienda un cambio en la dieta.

Vivir y gestionar

Después del tratamiento inicial y la alteración de la dieta, es aconsejable continuar con la monitorización del reflujo gastroesofágico. Esté atento a los signos de malestar. Una dieta continua baja en grasa y baja en proteínas prevendrá futuras incidencias, y los alimentos altos en grasa deben evitarse, ya que pueden empeorar el reflujo gastroesofágico.

Si el perro no responde a los tratamientos médicos iniciales, se le puede recomendar una esofagoscopia de seguimiento.

Prevención

Los alimentos ricos en grasa pueden empeorar el reflujo ácido. La mejor prevención es una dieta saludable y baja en grasas.

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