Procedimientos de tratamiento de las enfermedades hepáticas caninas

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La enfermedad hepática canina es una enfermedad grave que puede afectar a numerosos sistemas corporales; el hígado es responsable de una serie de funciones corporales cruciales, como la desintoxicación, el almacenamiento de vitaminas y minerales y la metabolización de proteínas y grasas. Debido a su papel crucial, el hígado es capaz de funcionar con normalidad a pesar de los daños y las enfermedades. Por ello, las enfermedades hepáticas de los perros pueden no ser sintomáticas hasta que el hígado se haya degenerado gravemente.

Si su veterinario ha diagnosticado a su perro una insuficiencia hepática canina o una enfermedad hepática, le recomendará un plan de tratamiento basado en el tipo de afección. Algunas de las enfermedades hepáticas más comunes en los perros son las siguientes:

Hepatitis

La mayoría de los tipos de hepatitis canina, a menudo caracterizada por problemas digestivos, letargo y fiebre, se pueden prevenir mediante la vacunación. Algunos tipos son incurables, pero los síntomas se pueden controlar.

Infección bacteriana

Dependiendo del lugar en el que viva, su perro puede ser susceptible de padecer diversas infecciones bacterianas en el hígado. Éstas varían en gravedad, pero suelen transmitirse a través del agua.

Toxicosis por cobre

Algunos perros tienen una predisposición genética a la acumulación de cobre tóxico en el hígado. El cobre está presente en cantidades minúsculas en muchos alimentos y se acumula gradualmente con el tiempo.

Enfermedad no relacionada

El daño e insuficiencia hepática puede deberse a una serie de enfermedades primarias no relacionadas, como la pancreatitis, la insuficiencia cardíaca, la colitis y los traumatismos. En estos casos, la enfermedad primaria debe ser el objetivo principal del tratamiento.

Estas y otras enfermedades hepáticas pueden identificarse mediante análisis de sangre, hemoglobina y lecturas de enzimas hepáticas. Ocasionalmente un veterinario puede tomar una biopsia para identificar una enfermedad subyacente.

Procedimientos de tratamiento para la enfermedad hepática canina

Si la enfermedad hepática de su perro está causada o agravada por la acumulación de una toxina concreta, el primer paso del tratamiento será reducir o eliminar esa toxina. En muchos casos, su veterinario puede prescribir una dieta especial para el hígado canino, como un régimen alimenticio bajo en cobre. Una dieta para el hígado canino suele incluir alimentos ricos en proteínas, como el requesón, así como hidratos de carbono y un suplemento vitamínico. Es importante mantener la salud nutricional de su perro sin sobrecargar la capacidad de su organismo para procesar las toxinas naturales. Además, la ingesta de sodio debe mantenerse al mínimo.

Si el hígado está inflamado, se pueden utilizar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos para reducir la inflamación. Estos fármacos sólo pueden adquirirse con receta médica y deben administrarse y controlarse cuidadosamente.

Mientras su perro se recupera, es crucial que no se esfuerce. Descansar ayudará a su cuerpo a regenerar rápidamente el tejido hepático dañado. Los analgésicos y antibióticos pueden ser útiles para aliviar el malestar y las infecciones secundarias.

El hígado es capaz de regenerarse de forma espectacular, y los propietarios que identifican la enfermedad hepática en sus mascotas de forma temprana y actúan con prontitud suelen ver cómo sus animales se recuperan por completo. Los planes de tratamiento pueden incluir una combinación de cambios en la dieta, regímenes de medicamentos y períodos de descanso. Dependiendo de su perro y de su estado, su veterinario le ayudará a formular el mejor plan de tratamiento para que su mascota se recupere de forma saludable.

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