Tasas de recurrencia del cáncer de vejiga canino

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La recurrencia del cáncer de vejiga canino es relativamente alta y su tasa de supervivencia es baja. En última instancia, estos dos factores contribuyen a la desaparición del perro. Afortunadamente, sólo representa alrededor del 1% de los cánceres registrados en caninos. Los perros suelen sucumbir a la enfermedad en el plazo de un año, incluso con tratamiento de radiación, medicamentos o cirugía. Aproximadamente en la mitad de los casos se produce una recidiva, mientras que en otro 30% aparece un cáncer en otra parte del cuerpo (metástasis). Los factores son la gravedad del cáncer, el tamaño del tumor y el estadio en el que se encontraba el cáncer en el momento de su descubrimiento.

La cirugía es el tratamiento más recomendado para detener la propagación del cáncer; sin embargo, no siempre es posible. A veces el tumor reaparece con un tamaño aún mayor después de la cirugía. La reaparición del cáncer de vejiga canino puede reducirse con un tratamiento recientemente descubierto llamado Bacillus Calmette Guerin (BCG). El tratamiento con BCG se utiliza junto con la medicación o después de la cirugía para evitar la propagación del cáncer a otros órganos.

Síntomas

El cáncer de vejiga es altamente mortal y suele extenderse a otras partes del cuerpo, incluidos los pulmones y los ganglios linfáticos. Los signos típicos del cáncer de vejiga son:

• Dolor al orinar (disuria)
• Dolor abdominal
• Sangre en la orina (hematuria)
• Riñones agrandados, generalmente con una obstrucción en las vías urinarias
• Riñones agrandados que ejercen presión sobre otros órganos, causando dolor
• Engrosamiento de la vejiga
• Proyecciones papilares que sobresalen de la pared de la vejiga
• Infección bacteriana
• Tumor
• Orinar a menudo en pequeños volúmenes
• Agrandamiento e hinchazón de la uretra (tubo que transporta la orina fuera del cuerpo)
• Endurecimiento de la vejiga
• Dificultad respiratoria
• Fiebre

Un análisis de orina detallado y unas radiografías pueden confirmar la existencia de un cáncer de vejiga.

Tratamiento

La cirugía es la única forma de tratamiento para este tipo de cáncer; sin embargo, no siempre tiene éxito. La cirugía sólo funciona si el tumor está en una fase incipiente y en un lugar que pueda ser operado. A menudo, el tumor vuelve a crecer o el cáncer se extiende a otro órgano o aparece en otra parte del cuerpo.

La enfermedad puede tratarse con medicamentos, que suelen ralentizar el avance de la enfermedad pero no la curan. Estos medicamentos debilitan el sistema inmunitario del perro y hacen necesario el tratamiento con BCG para reforzar el sistema inmunitario y aumentar las posibilidades de supervivencia del perro. Se necesitan más estudios para respaldar la afirmación de que el BCG combate las células cancerosas y es eficaz en la lucha contra el cáncer en su primera fase.

La bacteria se muestra prometedora

El tratamiento con BCG es prometedor, ya que provoca una respuesta inmunitaria que hace que el cuerpo del perro sea más resistente a cualquier enfermedad secundaria, lo que a veces mata al perro antes que el cáncer. La quimioterapia tradicional sólo puede prolongar la vida del perro entre 6 meses y un año. Se está desarrollando un nuevo tratamiento de quimioterapia. La quimioterapia intraarterial concentra el tratamiento al ser inyectada en una arteria cercana al tumor. Su coste puede ser prohibitivo, ya que el procedimiento completo puede costar unos 8.500 dólares. Los suplementos homeopáticos pueden reforzar el sistema inmunitario del perro, pero no pueden curar el cáncer.

Las siglas BCG corresponden al nombre de la bacteria de la tuberculosis derivada de las vacas. Inicialmente se utilizaba como vacuna contra la tuberculosis, pero la bacteria se trata para que no pueda causar tuberculosis en los caninos.Administrada a través de un catéter en la vejiga, activa el sistema inmunitario, protege al perro de enfermedades secundarias, ya que el sistema inmunitario está deprimido, y crea una respuesta del organismo contra las células cancerosas. Los efectos secundarios más comunes son el letargo, la fiebre y el dolor articular.

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