Explicación de los procedimientos de rayos X para perros

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Los rayos X para perros son una importante herramienta de diagnóstico para el veterinario de hoy en día. Las radiografías se utilizan habitualmente para identificar la zona y la extensión de una rotura ósea, para determinar la fase de gestación (y el número de crías), para identificar posibles problemas estomacales y obstrucciones, para encontrar e identificar tumores. Dado que son un procedimiento canino habitual en las consultas veterinarias de hoy en día, es importante conocer y comprender los pasos que se siguen en la obtención de imágenes radiográficas.

Antes de las radiografías

Una sola sesión radiográfica no es peligrosa para el perro, pero dependiendo de la personalidad del perro, la extensión de la lesión y el área que se está radiografiando, se puede administrar un sedante o anestesia. Aunque no siempre es necesaria, la anestesia permite al personal veterinario mover al perro en la posición adecuada sin tener que arriesgarse a obtener imágenes de mala calidad (o tener que volver a tomar la película porque el perro se ha movido). Es imprescindible que el perro permanezca quieto una vez colocado para obtener imágenes óptimas.

Usando una regla especial, el área de preocupación es medida para determinar el grosor, y así la longitud de exposición necesaria para producir una imagen de buena calidad. A continuación, se coloca al perro en la mesa de rayos X para obtener una visión óptima del hueso roto del perro (o de otra zona de interés).

Procedimientos de rayos X

Un casete de plástico que contiene la película se coloca debajo de la zona objetivo. El casete evita que los arañazos o las impurezas lleguen a la película y distorsionen la imagen producida. Los veterinarios utilizan diferentes tamaños de cassettes según el tamaño y la forma de la zona afectada. El equipo de rayos X está en un «brazo» mecánico y se coloca sobre la zona. El rayo se dispara, creando imágenes en la película en diferentes tonos de gris según la densidad del tejido. Los tejidos más densos aparecen en blanco en la película.

El cambio de posición del perro y la toma de más películas permiten al personal veterinario obtener múltiples vistas. Las imágenes múltiples revelan imágenes de una rotura, tumor u otro problema de salud que no es visible en una imagen, pero que es clara y nítida en otra. El proceso de toma de la película dura entre 5 y 10 minutos, dependiendo del número de imágenes que se tomen. La película expuesta se procesa para revelar las imágenes, lo que lleva entre 10 y 30 minutos. El veterinario revisa las películas para diagnosticar el problema y elaborar una recomendación de tratamiento.

Radiografías especiales

Mientras que los procesos anteriores son el estándar en la producción de imágenes de diagnóstico, hay otros procedimientos de rayos X más profundos que toman una cantidad de tiempo considerablemente mayor, y crean imágenes específicamente detalladas.

Un ejemplo de ello es la radiografía de bario, que se utiliza para observar las anomalías del tracto gastrointestinal. Este procedimiento también implica que el perro ingiera un «batido» de bario (un líquido calcáreo) que se adhiere a los intestinos, revelando posibles áreas problemáticas como tumores, úlceras y pólipos. En este tipo de procedimientos, el veterinario puede llamar a un especialista en radiología para que examine e interprete las películas.

El diagnóstico por imagen se ha convertido en una herramienta inestimable en el tratamiento de la población canina. Las radiografías revelan lo que no se puede ver en un examen externo, proporcionando una visión detallada y un camino hacia un tratamiento más eficaz.

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