octubre 27, 2018

Tumores cerebrales en perros

Un tumor se define como un crecimiento anormal de células y puede clasificarse como primario o secundario. Un tumor cerebral primario se origina a partir de células que normalmente se encuentran dentro del cerebro y sus membranas circundantes. Un tumor cerebral secundario, por otro lado, es un cáncer que se ha diseminado al cerebro (un proceso conocido como metástasis) desde un tumor primario en otra parte del cuerpo, o es un tumor que afecta al cerebro al extenderse al tejido cerebral desde un tejido adyacente del sistema no nervioso, como el hueso o la cavidad nasal…

Los perros mayores de cinco años son más susceptibles a desarrollar tumores cerebrales; la edad media de las mascotas afectadas es de nueve años. Ciertas razas de perros tienen un mayor riesgo de desarrollar tumores cerebrales primarios que otras. Los tumores cerebrales que se originan en las membranas que cubren el cerebro (conocidos como meningiomas) se encuentran con mayor frecuencia en las razas de perros dolicocéfalos, que se caracterizan por tener la cabeza y la nariz largas, como el Collie. Por el contrario, las razas braquicéfalas de perros, que se caracterizan por su aspecto de nariz corta y cara plana, tienen más probabilidades de desarrollar gliomas, que son tumores del tejido intersticial del sistema nervioso central.

La condición o enfermedad descrita en este artículo médico puede afectar tanto a perros como a gatos.

Síntomas y tipos

La indicación más común de un tumor cerebral en perros es la convulsión, especialmente las convulsiones que comienzan por primera vez en un perro mayor de cinco años de edad. Otros signos que sugieren la presencia de un tumor cerebral incluyen comportamiento anormal (por ejemplo, aumento de la agresión), alteración del estado de conciencia, hipersensibilidad al dolor o al tacto en el área del cuello, problemas de visión, movimientos circulares propulsores, movimientos descoordinados y una marcha «ebria y desestabilizada». También se pueden observar signos inespecíficos como inapetencia, letargo y micción inapropiada.

Causas

Se desconocen las causas y los factores de riesgo que pueden causar tumores cerebrales en los perros. Se especula que varios factores dietéticos, ambientales, genéticos, químicos y del sistema inmunológico pueden estar involucrados, pero esto es incierto.

Diagnóstico

Una biopsia de tejido es el único método disponible para diagnosticar definitivamente tumores cerebrales en perros. Los exámenes imagenológicos, como radiografías (rayos X) o ecografías de otros sitios anatómicos, se pueden utilizar para localizar o descartar tumores primarios en otras áreas que pueden haberse diseminado al cerebro. La resonancia magnética (RM) o la tomografía computarizada (TC) del cerebro son las pruebas recomendadas para confirmar el diagnóstico de los tumores cerebrales primarios o secundarios.

 

Existen tres opciones principales de tratamiento para los perros a los que se les han diagnosticado tumores cerebrales: cirugía, radioterapia y quimioterapia. Los objetivos principales de estas terapias son erradicar o reducir el tamaño del tumor y controlar los efectos secundarios como la acumulación de líquido en el cerebro (conocido como edema cerebral). La cirugía se puede utilizar para extirpar total o parcialmente los tumores, mientras que la radioterapia y la quimioterapia pueden ayudar a reducir el tamaño de los tumores o reducir la posibilidad de que vuelvan a crecer después de la cirugía. A menudo también se prescriben medicamentos para controlar los efectos secundarios de los tumores cerebrales, como las convulsiones.

Vivir y gestionar

Durante y después del tratamiento, los perros con tumores cerebrales deben someterse a exámenes físicos de rutina que se centran en su estado neurológico. Es posible que sea necesario repetir las imágenes con una tomografía computarizada o una resonancia magnética. Es importante evaluar continuamente a los perros en busca de complicaciones relacionadas con los tumores cerebrales, como el aumento de la frecuencia de las convulsiones o la neumonía por aspiración debido al debilitamiento de los reflejos de deglución asociados con el aumento de la presión del líquido cefalorraquídeo dentro de la cavidad craneal. El trabajo de laboratorio para monitorear los niveles séricos de medicamentos anticonvulsivos se realiza de manera rutinaria. El pronóstico para los perros con tumores cerebrales es justo. Se esperan tiempos de supervivencia de 2 a 4 meses sólo con cuidados de apoyo, de 6 a 12 meses sólo con cirugía, de 7 a 24 meses sólo con radioterapia, de 6 meses a 3 años con cirugía combinada con radioterapia y de 7 a 11 meses sólo con quimioterapia.

Prevención

Debido a que se desconocen las causas de los tumores cerebrales en los perros, es difícil establecer métodos de prevención específicos.

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